A finales del 2008 haciendo el recuento de lo vivido ya para terminar el año, observé que si bien vivía contenta no estaba feliz ni plena, mi vida era caótica, tenía planes y sueños pospuestos y mi insatisfacción por absolutamente todo era obvia a simple vista, siempre estaba de mal humor, cansada y con una sensación de hartazgo inexplicable:
- Tenía salud pero abusaba de ella mal pasándome como buena asalariada, no teniendo una rutina de ejercicio constante y durmiendo poco.
- Tenía una familia con la que no podía convivir al 100% porque por trabajo y compromisos me pasaba la mayor parte del día fuera de casa.
- Tenía un trabajo que ahora veo que era bien remunerado, pero el dinero nunca me alcanzaba.
- Tenía ataques de ansiedad, pánico y estrés que el clonazepam y la terapia «controlaban».
- Tenía gastritis, colitis, migrañas, contracturas, se me caía el cabello, cólicos tremendos en el periodo, pero como era parte de lo que vivían la mayoría de los de mi entorno, sobre todo laboral, me parecía lo más normal.
Aunque tenía TOC (Trastorno obsesivo compulsivo) y eso contribuía a en general tener desde niña un exceso de orden y organización, tenía mi TOC mal enfocado, y en vez de ser un plus era un enemigo. Siempre terminaba frustrada y con neurosis si alguien desacomodaba mis plumas, tomaba algo de mi clóset y no lo colgaba por orden de colores, tipo de tela, prenda de temporada, etc. Tenía un clóset super organizado sí, pero lleno de cajas, cajotas o cajitas con lo inimaginable.
Había recuerdos y ropa, tal como en el librero montones de libros y revistas, o zapateras llenas de zapatos y cajones con bolsos que jamás usaba, no digamos ya lo que tenía en accesorios, cremas, potingues y cosméticos…
En pocas palabras, tenía una vida «más o menos» normal comparable con el grueso de la población y como muchos de ellos… tenía una incompetencia inconsciente para reconocer que todo eso no era normal.
Fue a finales de ese 2008 que me di cuenta que tenía que hacer algo. ¿Y qué hice? NADA. Absolutamente nada, seguí con el mismo estilo de vida y aumentando mi frustración. Compraba cosas para consolar mi desdicha y descontrolaba aún más mi economía, y en lo único que más o menos era consciente gracias a lo aprendido con una amiga era en lo referente a la ecología. Ya por aquel entonces usaba bolsas de tela para todo, cargaba mi bote de agua y mis cubiertos al trabajo, separaba la basura… pero hasta ahí…
A mediados del 2009 conseguí una beca para estudiar la Maestría en Desarrollo Humano en el ITESO (supongo que la elegí más por el hartazgo de ir a pagar la terapia que por otra cosa), imaginé que si yo me abastecía de las herramientas necesarias para estar bien mi vida cambiaría y en efecto… comenzó a cambiar.
Pero «beber agua del propio pozo» no es ni fácil ni grato si uno lo hace realmente, con conciencia y voluntad… llegué al 2010 llena de dolores profundos que habían estado pospuestos por años, llena de dudas, de ganas de hacer las cosas diferentes, y acompañada de muchas lágrimas, mucha soledad y con un mundo convencional aún más caótico. Así transcurrió gran parte de mi 2010 porque mi desorden interno se estaba reflejando aún más en el externo.
Tan era así que… ¡BOOM! cuando uno no hace lo propio, el cuerpo se encarga de que uno lo haga. La vida me dio un estate quieto semi-definitivo y a finales de octubre me diagnosticaron cáncer de mama (del cual hablaremos después). Con el cáncer entonces… llegó el verdadero cambio (ojo, nadie tiene que enfermarse para cambiar de fondo, yo no escogí por error aprender compasivamente despacito y a la primera… agarré la lección de el camino pedregoso y a trancazos que conlleva la enfermedad).
Recuerdo vívidamente que mi pensamiento al abrir mi clóset para sacar el pijama esa noche (la del día en que me dijeron: TIENES CÁNCER) fue… y si me muero ¿De qué sirve todo esto que esta aquí? ¿Quién usará esta ropa, leerá estos libros, valorará estos «tiliches», se pondrá estos zapatos, o accesorios, escuchara todos estos cds? ¿Si yo no existo, de qué sirvió todo lo que tengo aquí?)… fue realmente doloroso pensar que en un soplo la vida se me iba y no solo lo espiritual o emocional (mi familia) serían lo que dejara, sino un montón de dinero mal invertido en tonterías que se acumulaban para ser valoradas por nadie y usadas por cualquiera si es que eran de interés.
Con este pensamiento y está sensación comencé el verdadero cambio porque había dado el primer paso:
ERA CONSCIENTE Y ME HABÍA DADO CUENTA.
Cuando llegas a este punto es donde puedes comenzar a realmente cambiar algo.
Ya en los siguientes post iré desglosando poco a poco mis aprendizajes con el afán de que te sirvan como me han servido a mí.
Mientras te puedo dejar con tres de libros, dos blogs y un podcast que acompañaron mi enfermedad y mi transformación:
LIBROS
Elogio de la lentitud de Carl Honoré,
Simplifica tu vida de Elaine St. James
El ritmo de la vida de Matthew Kelly.
BLOGS
The minimalists
Becoming Minimalist
PODCAST
The minimalists…
Y como dicen mis mantras favoritos : «Porque menos es suficiente» y «Focus María Focus» prometo seguir alimentando lo suficiente el blog, como debí hacerlo hace tiempo, con el único afán de que te sirva lo que comparto.
María Fernanda
Wao me siento tan identificada en la parte de ataques de pánico, colitis e insatisfacción…
Me gustaLe gusta a 1 persona
Nadie tenemos que vivir así 😉 la vida plena está ahí para nosotros sí así lo decidimos. ¡Gracias por leerme!
Me gustaMe gusta